La Filosofía de la Educación como
“disciplina académica”
La
diversificación de las disciplinas académicas obedece a su consideración como
áreas de estudio organizadas sistemáticamente; son ámbitos del saber y del
hacer que tienen objetos, metodologías y finalidades específicas. Más que
conjuntos estáticos de saberes objetivados, las disciplinas son modos de
disponer un conjunto de actividades cognoscitivas.
Así,
la Filosofía de la Educación se distingue de las demás materias filosóficas y
pedagógicas por su objeto de estudio, la metodología que emplea y el fin que se
propone alcanzar.
- Su objeto propio es el estudio del fenómeno educativo en toda su amplitud: los agentes, procesos y escenarios donde se desarrolla el binomio enseñanza-aprendizaje.
- Emplea para su elaboración metodologías filosóficas.
- Tiene como fin inmediato la elaboración de un cuerpo de doctrina que facilite a los profesionales de la educación la comprensión del sentido y las implicaciones antropológicas y éticas de su tarea, para mejorar su actividad práctica.

En
definitiva, la Filosofía de la Educación no pretende elaborar “una gran teoría”
en el sentido epistemológico fuerte de la palabra un sistema unificado de
proposiciones, semejante a las teorías científicas—, sino llevar a cabo una
reflexión crítica y sistemática sobre la educación de la que se puedan extraen
conclusiones que permitan entender y afrontar mejor los problemas de la
práctica educativa.
El
asentamiento de la Filosofía de la Educación como disciplina académica a partir
de 1960 se debe a Richard S. Peters, del Instituto de Educación (Institute of
Education, IOE) de la Universidad de Londres, quien lideró el trabajo de un
grupo de expertos en Filosofía Analítica, que aplicaron este método al estudio
de la educación. Su objetivo principal se orientaba a la clarificación
filosófica de conceptos educativos fundamentales como, por ejemplo, enseñanza,
adoctrinamiento, autoridad, aprendizaje, creatividad, etc., que hasta ese
momento habían recibido poca atención por parte de los filósofos.
Peters
definió la Filosofía de la Educación como una familia de investigaciones unidas
entre sí por su carácter filosófico y su relevancia en cuestiones educativas;
señaló que debía tomar como punto de partida los problemas de la educación, y
había de construirse en diálogo fecundo con la Ética, la Filosofía Social y la
Teoría del Conocimiento, entre otros saberes.
Estos
pioneros de la Filosofía de la Educación en Gran Bretaña pretendían que la
disciplina fuera auténticamente filosófica —y, por lo tanto, reconocida como
tal por los demás filósofos—; y demostrar su relevancia de cara a la formación
del profesorado, de tal forma que se incluyera en los planes de estudio de los
futuros profesionales de la educación a nivel nacional. Aunque en parte lograron
estas metas, la Filosofía Analítica de la Educación resultó excesivamente
técnica y fría, y no contaba con una antropología definida sobre la que
sustentarse.
La Filosofía de la Educación y otras disciplinas pedagógicas
La
Filosofía de la Educación no constituye un campo independiente, como una
“reserva acotada” de conocimiento, sino que debe cultivarse en diálogo
interdisciplinar con los demás saberes que se ocupan del estudio del ser humano
y de la educación. En concreto, se sitúa en la intersección de la Antropología,
la Filosofía de la Cultura y las Ciencias de la Educación cuando éstas tratan
de comprender en plenitud al ser humano en cuanto educable, con vistas a
iluminar lúcidamente la acción educativa
En
cuanto disciplina académica, se puede elaborar de diferentes maneras, muchas de
ellas válidas y complementarias entre sí. El hecho de que se cultive con una
orientación más histórica o sistemática, analítica o deductiva, etc., dependerá
de las inclinaciones filosóficas de los autores o de las circunstancias
externas —requisitos legales, académicos, etc. — que pesen sobre ellos.
Pedagogía, Ciencias de la
Educación y Teoría de la Educación

Con
el paso del tiempo, la Pedagogía alcanzó un mayor nivel de especialización y
complejidad al adoptar la metodología propia de las ciencias experimentales,
con las que ha ido estableciendo vínculos cada vez más estrechos. Así, los
pedagogos se interesaron progresivamente por conocer e incorporar a su ámbito
los métodos y resultados de la Psicología, Biología, Sociología, Economía, etc.
De esta manera, la Pedagogía se identificó con el “estudio científico de la
educación” ampliándose para albergar todos los saberes que empezaron entonces a
llamarse “Ciencias de la Educación”. Esto supuso simultáneamente una parcela
miento del estudio del fenómeno educativo, favoreciendo el desarrollo
diferenciado y autónomo de diferentes áreas: Didáctica, Pedagogía Social, etc.
Sin
embargo como las Ciencias de la Educación remiten un mismo fenómeno, se echaba
de menos una sistematización y visión de conjunto que permitiera comprender,
interpretar, describir, explicar, predecir, justificar, etc., las múltiples
circunstancias que concurren en el proceso educativo. Por eso se volvió
nuevamente la mirada hacia la Pedagogía, como “ciencia que aporta la
fundamentación teórica, tecnológica y axiológica, dirigida a explicar,
interpretar, decidir y ordenar la práctica de la educación. Pero,
paradójicamente, la denominación “Pedagogía” perdió su carga “científica” y se
dividió en otras dos disciplinas —Teoría y Filosofía de la Educación—,
conviviendo con ellas sin una delimitación clara de sus fronteras.
En
este contexto, la Teoría de la Educación buscaba configurarse como un saber de
carácter más descriptivo y demostrativo, mientras que la Filosofía de la
Educación adoptaba una intención normativa. La primera asumió el estudio de la
educación desde un punto de vista predominantemente fáctico, mientras que
segunda lo hacía desde un enfoque interpretativo. La Teoría de la Educación
estaría orientada por tanto hacia el análisis de temas inmediatos o
circunstanciales, mientras que la Filosofía de la Educación busca fundamentar
reflexivamente la acción educativa.
Antropología de la Educación
La
Antropología cumple una función propedéutica en cualquier estudio relacionado
con la educación, ya que disponer de un conocimiento adecuado del hombre —de su
modo de ser y de obrar— es una condición necesaria para poder plantear con
acierto la tarea educativa
El
estudio del ser humano puede abordarse desde ángulos muy diversos, desde la
experiencia inmediata al conocimiento científico y filosófico. Atendiendo a la
distinción establecida por Dilthey puede ser estudiado tanto por las Ciencias
de la Naturaleza —Física, Biología, Medicina…—, como por las del Espíritu:
Historia, Sociología, Literatura, etc.
Entre
los estudios antropológicos que revisten un mayor interés de cara a la
educación se puede distinguir dos grandes ámbitos: la Antropología Filosófica y
las Antropologías Positivas: estas últimas engloban a su vez los trabajos de la
Antropología Física y la Antropología Sociocultural
Mientras
que las Antropologías Física y Sociocultural se ocupan de distintos aspectos de
la facticidad humana, empleando los métodos y procedimientos propios de las
ciencias particulares, la Antropología Filosófica se propone llegar a
comprender el sentido de lo humano, que incluye pero no se agota en su
dimensión fáctica.
La
consideración de las cuestiones antropológicas más estrechamente vinculadas al
proceso educativo ha dado origen a la Antropología de la Educación, una
disciplina relativamente joven, que se caracteriza por la diversificación de
temáticas y metodologías entre quienes la cultivan.
Las
relaciones que se establecen entre la Filosofía y la Antropología de la
Educación dependerán del tipo de Antropología que se adopte en cada caso. La
Antropología filosófica, constituye un firme apoyo para la Filosofía de la
Educación de cara a la consecución de su objetivo: comprender qué es la
educación en toda su radicalidad y los seres humanos en cuanto educables, con
el fin de mejorar la práctica educativa.
La Filosofía de la Educación y
los educadores
La
Filosofía —también la Filosofía de la Educación— no es un tipo de saber útil en
el sentido en que pueden serlo las matemáticas o la ingeniería; pero es de gran
utilidad, porque cumple una función esencial a la hora de iluminar la acción
humana, que por tratarse de la actividad de un ser racional debería estar
orientada por el conocimiento. Por esa razón su cultivo adquiere una gran
importancia para los educadores.

La
Filosofía de la Educación, no pretende determinar con qué medios, en qué
circunstancias y ambiente, o a qué individuo psicobiológico concreto hay que
educar; sino que se plantea cuestiones de carácter más amplio y general, del
tipo: qué es la educación, por qué es necesaria, quién es el sujeto de la
educación meta empíricamente considerado, para qué educamos, cómo es posible
que alguien llegue a educarse, etc.
En
concreto, una de las cuestiones filosóficas fundamentales que han de abordarse
al tratar el tema de la educación consiste en clarificar qué se entiende por un
ser humano educado; porque el ideal de humanidad que se asume es el motor que
pone en marcha todo el proceso educativo. Sólo después, una vez perfilada la
cuestión del ideal al que se tiende, se podrán acometer con acierto los
estudios relacionados con los agentes y los medios educativos, pues deben
adecuarse a la promoción del ideal de persona que orienta el proceso. Y, sin
duda, para acertar en la formulación de ese ideal es preciso llevar a cabo una
atenta reflexión de carácter filosófico-antropológico.
Además
de éstas, hay otras cuestiones filosóficas de gran interés para los educadores;
entre ellas, las que examinan las tensiones que se plantean en la sociedad
contemporánea rara reconciliar la responsabilidad social y la autonomía
individual; el respeto por la tradición y la el derecho a ofrecer una
interpretación personal de la misma; la libertad personal y la autoridad
externa; el ámbito privado del individuo y el dominio público de la comunidad,
etc.
La
Filosofía de la Educación se ocupa también de otros temas de gran importancia
como, la formulación del modelo antropológico que subyace en las distintas
propuestas teóricas de educación; la naturaleza específica de la relación
educativa; la clarificación de los fines, objetivos y valores educativos; el
lugar que corresponden a la educación social, cívica, política, religiosa,
ética y estética en el currículum; la deontología profesional de los docentes,
etc.
Sólo
tras una reflexión Filosófica, Antropológica y Ética sobre el sujeto de la
educación es posible formular conclusiones que tengan fuerza normativa en este
ámbito. Y sólo entonces los educadores estarán preparados para ejercer un
juicio razonable sobre su propia tarea, y hacer aportaciones substanciales en
asuntos educativos de interés general, más allá de los límites de su
institución.
Como
ya se ha mencionado, la Filosofía de la Educación, no busca directamente
generar nuevos conocimientos pedagógicos, sino permitir una comprensión más
profunda de aquello con lo que el educador está ya familiarizado; y ayudar a
conocer las discusiones y los problemas que tuvieron lugar en el pasado, y el
modo en que fueron afrontados —y tal vez solucionados— racionalmente
En
concreto, hay tres campos de la Filosofía de la Educación que pueden
proporcionar una ayuda inestimable a los educadores:
- A. El recurso al Análisis lógico del lenguaje, orientado a la clarificación de los términos y teorías pedagógicas que se emplean en el lenguaje ordinario y el discurso académico sobre la educación.
- B. El modo de argumentación propio de la Filosofía práctica, que proporciona un contrapeso y complemento a la abstracción de las ciencias teóricas y al pragmatismo técnico
- C. El conocimiento de la Historia de la Filosofía, que pone en contacto con las diferentes respuestas que el ser humano ha formulado a los interrogantes últimos que se plantea, desde perspectivas teóricas e ideológicas muy diversas.
En
efecto, los conceptos que utilizamos actualmente en el ámbito educativo son el
producto terminal de un proceso histórico de transformación de nociones que se
acuñaron por primera vez en la Grecia clásica. Conviene conocer el desarrollo
de las ideas que se emplean, porque la evolución de su uso y su significado
manifiestan cuestiones más profundas que es necesario tener en cuenta para su
adecuada comprensión. Porque, como señala Boyer, no es posible adquirir un
conocimiento adecuado de las realidades específicamente humanas —y la educación
es, sin duda, una de ellas— sin conocer su historia
Muchos
filósofos han trabajado temas de interés para la educación. En todas las
grandes áreas de la Filosofía —Metafísica, Lógica, Ética, Epistemología,
Antropología Filosófica, Filosofía Moral y Política, etc. — se tratan de un
modo u otro cuestiones que afectan directamente al núcleo mismo de la acción
educativa como, por ejemplo, la distinción entre el bien y el mal, el ejercicio
de la libertad, la posibilidad de que un ser humano enseñe a otro, la dimensión
social del ser humano, el fundamento de la autoridad, etc.
La
Historia de la Filosofía pone al educador en contacto con las ideas que
entretejen nuestro modo de entender la educación, facilita el desarrollo del
juicio propio y previene frente al peligro del dogmatismo en aquellos ámbitos
que están abiertos a la discusión, a la diversidad de planteamientos, y a la
crítica razonada.
No
es este el momento de señalar el desarrollo del pensamiento educativo en la
Historia de la Filosofía. Remitimos al lector a las voces correspondientes a
los distintos autores.
Historia de la Filosofía de la Educación
como disciplina
La “prehistoria académica” de
la Filosofía de la Educación
La
Filosofía de la Educación como disciplina académica universitaria tiene una
vida relativamente corta [White 2003] pero, como ya se ha dicho, desde
Sócrates, pensadores que pertenecen a épocas y tradiciones filosóficas muy
diversas han formulado “ideas filosóficas acerca de la educación”
Estas
“ideas filosóficas sobre temas educativos” que han llegado hasta nosotros se
pueden agrupar en cuatro grandes tradiciones de pensamiento: la aristotélica
–incluyendo en ésta el pensamiento clásico y las aportaciones cristianas—; el
racionalismo pos cartesiano; la filosofía empirista y el idealismo.
Sin
embargo, hay que esperar hasta el siglo XX para poder hablar propiamente de
Filosofía de la Educación como “disciplina académica”. Muchos autores
consideran a John Dewey (1859-1952) el primer “filósofo de la educación”,
porque planteó su trabajo como un examen filosófico de los problemas que surgen
en el desarrollo de la educación, y no como pensamiento filosófico aplicado a
la educación. Para Dewey los planteamientos teóricos acerca de lo que hay que
hacer en el ámbito educativo deben surgir como respuesta a los problemas que
presenta la propia tarea de educar; y las teorías deben probarse después en la
práctica, como él mismo hizo en la Escuela Laboratorio.
Corrientes actuales en
Filosofía de la Educación
La
nota característica del pensamiento filosófico educativo actual es su
fragmentación: por el modo de entender la naturaleza de esta disciplina, por
los diferentes tipos de preguntas que se formulan quienes la cultivan, por las
respuestas —muchas veces incompatibles entre sí— que ofrecen las distintas
escuelas o tradiciones de pensamiento, etc.
Si
bien algunas de las cuestiones educativas que se plantean en la actualidad son
cuestiones permanentes, otras han ido surgiendo al hilo del desarrollo
histórico humano, como las que hacen referencia, por ejemplo, a la educación
multicultural en un mundo globalizado, la educación para la democracia, para el
desarrollo sostenible, etc., pues los filósofos de la educación contemporáneos
son herederos de una tradición multisecular que está en continuo desarrollo.
La
Filosofía de la Educación de cada autor es deudora de su planteamiento
filosófico y del modo de concebir las relaciones entre la Filosofía y la
Educación. Algunos autores sostienen que entre ambas disciplinas se da una
íntima vinculación, otros defienden su absoluta independencia, y —como en todo—
también existen posturas intermedias.
En
conjunto, se puede hablar de seis grandes metodologías utilizadas para elaborar
la Filosofía de la Educación, que son las que diferencian unos estilos filosóficos
de otros:
- La Filosofía de la Educación descriptiva analiza filosóficamente lo que sucede en el proceso educativo.
- La “Filosofía de la Educación para educadores” elabora una especie de antología de cuestiones filosóficas que se consideran de interés para los profesionales.
- Se ha cultivado también una Filosofía de la Educación como “Análisis Metafísico de cuestiones educativas” —la estructura entitativa del ser educacional, la esencia de la educación y sus causas, la teleología ordenadora de todo el proceso, etc.
- La Filosofía Analítica de la Educación trata de clarificar el contenido conceptual de los términos del lenguaje que se emplea en el contexto de la educación.
- Hay autores que defienden una Filosofía de la Educación “reflexiva”, sobre los supuestos profundos de la educación, que integre un buen conocimiento de la Historia, y las conclusiones de la Antropología Filosófica.
- El enfoque deductivo en la Filosofía de la Educación, o estudio de las Escuelas de Filosofía —llamado coloquialmente “de los mismos”—, busca explicitar las consecuencias educativas que se pueden extraer de los principales sistemas filosóficos —racionalismo, empirismo, existencialismo, etc.-.
Las
críticas a este tipo de Filosofía de la Educación señalan que una postura
metafísica o epistemológica no puede tener implicaciones lógicas necesarias que
sean aplicables en el campo de la teoría y la práctica educativas; y sostienen
también que dos filósofos que pertenezcan a una misma escuela filosófica pueden
estar en desacuerdo respecto a cómo deben llevarse a cabo determinadas
prácticas educativas y, por el contrario, personas que coinciden sobre
cuestiones educativas pueden sostener posturas filosóficas muy diferentes.
Aun
siendo esto verdad, es posible descubrir rasgos recurrentes en la Filosofía de
la Educación que elaboran pensadores que pertenecen a una corriente filosófica
determinada, y que existe un cierto “aire de familia” en las respuestas que
ofrecen a las preguntas fundamentales que se plantea la Filosofía de la
Educación.
EXTRAÍDO DE: http://www.philosophica.info/voces/filosofia_de_la_educacion/Filosofia_de_la_Educacion.html
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